El diabolín o yabolín, un nombre conocido por toda la sabana del departamento de sucre, es que no se puede decir que no hay sucreño que no halla degustado de este pasaboca.
Estos pasabocas en forma de diábolo duros por su fabricación artesanal, asados en los indígenas hornos de barro en los patios de las casas pobres, en los últimos 20 años pasaron de ser un elemento más de las comidas campesinas para posesionarse en el stand del mercado regional con una demanda que supera la oferta, tienen un origen incierto entre los municipios de San Juan de Betulia y Corozal.
Entre estos dos pueblos se ha disputado el afamado nombre del panecillo realizado a base de yuca. Estos dos municipios pelean su creación mientras que en Corozal aluden que el nombre de este producto es debido a su forma de diábolo por lo cual se le llama DIABOLIN en Betulia contradicen y exponen que es porque está hecho con Yuca, de ahí su nombre YABOLÎN pero sea cual sea su origen lo cierto es que su elaboración es la misma de hace más de 100 años y es que al principio lo hacían para regalar a los vecinos o visitantes, también lo usaban para repartir en los velorios como acompañante del café que tomaban durante nueve noches consecutivas.
Hasta hace dos décadas este producto era poco conocido en otras ciudades de la costa y solo lo consumían los sabaneros que viven en otras latitudes y lo llevaban como un ‘souvenir’ alimenticio para regalar a familiares y amigos como algo representativo de esta región de yuca, queso, suero y de hombres y mujeres que se acostumbraron hacer relaciones con los productos de su tierra.
Elaboración
Para obtener 160 libras de diabolines se utilizan:
• 80 litros de leche de corral
• 60 libras de queso salado
• 90 huevos
• 1 barra de mantequilla
• 2 bultos de harina de yuca.
Todos los ingredientes se revuelven con la leche hasta obtener una masa. De allí se forman las pequeñas bolitas de panes que luego se llevan al horno de leña por unos 15 minutos aproximadamente. Estos se sacan apenas se ven dorados.